Como decía Nacho Cano con Mikel Izal … “Hoy no me puedo levantar”, por eso ya por la tarde llegamos al escenario bienvenida/despedida en el antiguo recinto cuando sonaban Niña Coyote eta Chico Tornado, a quienes se veía felices, y vestidos de color de rosa, transmitieron su energía eléctrica para empezar a mover las piernas.
Les seguirían Despistaos, que centraron el concierto en sus temas de los últimos tiempos, revisitando sólo un par de clásicos.
La Excepción puso la nota de hip-hop reivindicativo, haciendo responder muy bien al público.
Faltaban dos pelotazos rockeros y el primero de ellos es un bien escaso últimamente… Dinero. Al retrasar la salida de su disco, están presentes este año en pocos festivales y este es uno de ellos. Los de Sean Marholm demostraron que tiene en engranaje bien engrasado en temas como ‘Duelo de titanes’, ‘En invierno’ o ‘Una noche más’.
Kitai transmitió tanta potencia rockera como Dinero y los dueños del récord Guiness hicieron de las suyas con la batería flotante y la fija entre los diabólicos cuernos rojos.
Para nosotros se acababa este maratoniano Sonorama en el que hemos asistido a muchos momentos especiales, nos hemos mojado, hemos reído, nos hemos emocionado y hemos podido sentir de una forma muy especial el giro que la organización ha sabido dar para mantener el confort de los asistentes.
Así se ha conseguido volver al pasado y a la esencia de buenas vibraciones de Sonoramas anteriores, huyendo de la masificación que lo amenazaba.
Felicitamos a Art de Troya, a Aranda de Duero y como se escuchó decir a más de un artista en este Sonorama, que este pueblo tenga “lo que quiera”, porque se lo merece.
¡Larga vida al Sonorama!