A lo largo de la historia, todos aquellos grupos o artistas que se han atrevido a experimentar con la música, han conseguido, casi siempre, el beneplácito del público. Porque todo lo que sea innovar, arriesgar o salirse de la zona de confort debe ser magnífico para los y las que se atreven a hacerlo. Esta reflexión viene porque hace un par de días estuvimos viendo a Fuerza Nueva. Sí, ese proyecto en común entre los padres del indie, Los Planetas, y uno de los mejores cantaores flamencos de este país, el Niño de Elche. Ambas formaciones se unieron el año pasado para dar forma a uno de los trabajos más amados-odiados (según quien hable de él) de los últimos años.
Tras la publicación del disco, en la señalada fecha del 12 de octubre (Día de la Hispanidad) y su posterior presentación en la madrileña sala Joy Eslava, el viernes vinieron a La Riviera para mostrarse ante aquellos y aquellas que aún no habían visto el show y para los y las que ya veníamos de hacer doblete.
No voy a decir cuál de los conciertos me pareció mejor porque los viví en condiciones completamente diferentes pero sí puedo avanzar que este último me emocionó tanto como el anterior. Y es que sobre ese escenario se suman mucho factores de peso… un Eric como siempre sublime, un Paco que parece recitarnos las letras y un J que, aunque en un segundo plano vocal, aporta ese aura perfecta para cerrar el círculo. Todo esto acompañado y aderezado con la magnífica atmósfera que Florent, Banin y Julián crean a través de sus instrumentos. Todo en su conjunto es un espectáculo sonoro, visual y sensorial digno de experimentar en algún momento de tu vida.
Inicio del concierto. El escenario en negro, con capirotes blancos de Semana Santa perfectamente distribuidos e iluminados, dan la bienvenida a los artistas, que aparecen de forma silenciosa y respetuosa ante las imágenes que aparecen de fondo, especialmente escogidas y tratadas para aportar ese carácter tan de Fuerza Nueva.
Empiezan, fieles al orden del disco, los primeros acordes de “Santo Dios“, seguido de los maravillosos “Campanilleros” y “Mariana“. Bocas abiertas en los nuevos asistentes y caras de felicidad en los que repetían. Y es que el Niño de Elche te engancha, te atrapa, te arrastra con esa voz que parece salirle de lo más hondo. ¡Qué bonito todo!
Entre juego de luces, voces y atmósferas se marcaban “La Cruz” y “La canción de los gitanos”. Y tras esto llegaba el primer guiño a las canciones de los granadinos con “La llave de Oro” perteneciente a Una Ópera Egipcia y “Tendrá que haber un camino” del disco La Leyenda del Espacio. Momento en el que, sobre todo los fans de Los Planetas, cantaban y disfrutaban de esas pequeñas perlas planetarias.
El concierto seguía su curso, sin cortes ni discursos entre canción y canción para llegar hasta “La canción para los obreros de Seat”, el esperado “El Novio de la muerte” y “Santo Domingo. Unos minutos de parón para descanso del grupo hasta que, con la imagen de Aramburu de “Una, glande y libre”, volvían al escenario para cantar la controvertida letra de esta canción. Mientras tanto, Eric y Banin se ponían los capirotes para seguir tocando con ellos y dar una imagen mucho más tétrica a toda la historia.
Con esto, ya se olía el final del show, el cuál quisieron coronar con una de las mejores canciones (que para mi gusto) aparece en Una Ópera Egipcia, esta es “Romance de Juan Osuna” perfectamente interpretada por J y El Niño de Elche.
El concierto fue emocionante, cargado de fuerza y con una compenetración perfecta entre estilos, que a pesar de todo, creo que es lo que importa. Ellos querían hacer algo diferente y lo han hecho a pesar de todo el revuelo que este proyecto está suponiendo para muchos de los seguidores de ambas formaciones.
Y es que desde que anunciaran esta unión han recibido críticas de todos los colores y texturas: de los flamencos, de los de izquierdas, de los convencidos indies, de la derecha, y de todo aquel o aquella que no se haya parado a leer todo lo que hay detrás de este proyecto.
Dicho esto sobre la ejecución del concierto en sí, que me pareció sublime y maravilloso, tengo que añadir algo sobre la gente que va a este tipo de eventos. Simplemente dos apuntes a modo de aclaración/consejo…
Uno… Si vas a un concierto a un lugar cerrado y no se puede fumar, no se puede fumar, no creo que estar dos horas sin echar un piti, sea un suplicio para nadie. Y dos… cuando vayas a un concierto con colegas, recuerda que un directo no es como estar en una discoteca en la que tienes que intentar hablar por encima de la música.
Cuando todos aquellos que compren una entrada o sean invitados a un show de estas características tengan en cuenta esto, todos seremos más felices y podremos disfrutar al cien por cien del espectáculo que se está dando encima del escenario. Y sin nada más que añadir…me despido.
Gracias y buena suerte.