El domingo en el que el Vanana Day me reconcilió con el verano

La música cura. La música sana. La música reconforta. La música acaricia el alma. Y eso lo sabemos quienes vivimos y disfrutamos de ella cada día. Y precisamente esto es lo que venía a mi cabeza, una y otra vez, hace un par de días mientras disfrutábamos del Vanana Day.

Y es que, que os queréis que os diga, la música nos da tantas cosas buenas que no entiendo que intenten ningunearla y vapulearla cada día. Porque sí, los conciertos de la nueva normalidad son raros, atípicos, surrealistas, pero al fin y al cabo, es música en directo, y a mí, con la que está cayendo, consiguen darme la vida.

Por eso, el domingo volví a Ifema, al recinto de Abre Madrid, donde el evento organizado por el sello Vanana Records y sus grupos consiguieron salvarme y reconciliarme con este verano tan atípico sin bailes ni festivales.

Menudo cartel nos ofrecían… Los temazos de Innmir, el debut de Karavana, el buen rollo de Ginebras y el, siempre, buen hacer de ElyElla. Así, durante cuatro horas, nos tuvieron bailando con el culo pegado a la silla. Os cuento un poco más.

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La encargada de abrir este mini-festival fue Innmir, recibida con el solazo característico de las 6 y pico de tarde pero ahí ya, el recinto, empezaba a llenarse. Apertura de lujo la de la valenciana, con temas que nos empezaron a meter en ambiente y es que ella… es buen rollo, energía, alegría y fiesta. Esa forma, perfecta de mezclar estilos musicales, sin perder ni un ápice de ritmo, nos permitió empezar la tarde de la mejor manera posible.

Tengo que reconocer que al principio se me hizo raro lo de ver y bailar con una DJ desde la silla atada con bridas y a plena luz del día, pero poco a poco, nos fuimos metiendo en situación y acostumbrándonos a las medidas de seguridad porque la de Valencia, nos lo puso muy fácil con esa capacidad de hacernos llegar las canciones.

De la mesa y los temazos de Innmir, fuimos al esperado debut de otro de los grupos del sello, Karavana, a los que me apetecía muchísimo ver encima de un escenario. Desde que los escuché por primera vez, me puse a escucharlos en bucle, porque sus letras y su música me daban el subidón necesario para encarar esos típicos días raros de agosto.

Y lo mismo me pasó el domingo, cuando los jóvenes se tocaron “The Strokes”, “Cada vez que me miras mal”, “No pegamos nada”, o “Pienso”, entre otros temas. Buen directo, animado y con la gente disfrutando al máximo con ellos. Y es que, con solo unos cuantos temas publicados, vienen pisando muy fuerte los Karavana. Atentos pues a ellos.

Llegábamos al ecuador del Vanana Day con unas Ginebras, volcadas, súper animadas y dicharacheras, y esto, sumado a sus ristra de temazos, pues hizo que no se nos borrara la sonrisa de la cara ni un minuto. ¡Qué buenas son, por favor! ¡Qué ganas, qué buen rollo y qué genial verlas tocar en directo!

“La típica canción”, “Fan emergente”, “Chico Pum”, “Todas mis ex tienen novio” o “Paco y Carmela”, se colaron en el setlist, además de su hiperconocida versión de “Con altura” de Rosalía y alguna cuantas más. Como guinda a su directo, nos adelantaron uno de los temas que va a formar parte de su disco debut y que verá la luz el próximo 25 de septiembre. Total, que no dejamos de movernos ni un solo segundo.

El fin de fiesta no podía venir de nadie mejor que de ElyElla, cierre perfecto para el domingo en el que empecé a reconciliarme con el 2020. Y es que la facilidad que tiene el dúo de Djs para montar una fiesta y hacerte sentir parte de ella, es brutal.

Lo mejor del indie saliendo de los platos de MØNØ y ELLA, la gente con el subidón propio de un fin de festival, el confeti volando por los aires y aquello, por un momento y a pesar de todas las medidas, pareció teletransportarnos a esa normalidad de antes de la pandemia.

Por ello, solo puedo decir gracias, gracias y mil veces gracias.

Aprovecho estas las últimas líneas para agradecer el trabajo, dedicación y valentía de todxs aquellxs que siguen luchando por la música y nos la traen en directo para poder seguir disfrutando de ella. A ver si de una vez por todas, los de arriba, se enteran de que la cultura es segura y dejan de molestarla.

Fotos por Daniel Forés