Lo bueno que tiene la música es que te hace conocer, disfrutar y sentir aquellos estilos que parecen que no van del todo contigo. Pero lo bonito es poder caer allí, sentarte y experimentar la grandeza de este arte. Y esto fue lo que me pasó el pasado viernes en el Circo Price mientras tenía enfrente a la grandiosa Estrella Morente.
Muchos y muchas podréis pensar que la copla no va mucho con la línea de nuestra revista pero aquello fue mucho más que eso, fue ver a la mayor de las hijas de Morente hacerse con aquel recinto, ante un público que abogaba por guardar los móviles y centrarse, únicamente, en lo que las pupilas les permitían retener.
Estábamos acudiendo al pistoletazo de inicio de Inverfest, uno de esos festivales de invierno que nos hacen los primeros meses del año mucho más llevaderos. Esta edición, como ya es costumbre, también viene cargada de potentes propuestas culturales en su programación. Y la primera de ellas era el concierto-recital-espectáculo del que vengo a hablaros en esta crónica.
El Circo Price lleno hasta la bandera, los componentes de la orquesta tomando posiciones a lo largo del escenario y tras una introducción maravillosa, aparecía Estrella, con un vestido en rosa palo y abanico en mano. Venía a interpretarnos su último trabajo “Copla”, publicado el pasado año, donde ofrece versiones de canciones de los mejores copleros y copleras de toda la época. Así sonaron “Madrina”, “Rosío”, “Soledad”, “Miedo”, o “Triniá”, entre otras.
Además de esto, el espectáculo estuvo divido en cuatro partes en las que Estrella aprovechaba para cambiarse de vestido, mientras en el escenario la orquesta amenizaba la noche junto a imágenes de aquellos y aquellas que han sido historia de la copla en España como Lola Flores, Juanito Valderrama o Marifé de Triana.
Otros de los temas que fueron sonando a lo largo de la velada fueron “Antonio Vargas Llosa”, “La niña de puerta oscura”, “El día que nací yo” o “Amante de abril y mayo”. Clásicos como “¡Ay pena, penita!”, “Yo soy esa” y “Suspiros de España” llegaban, también, al público con ese duende propio de una Morente.
Los cambios de vestuario hizo que Estrella luciera, además del rosa con el que abrió la noche, un vestido blanco y otro negro con el que cerró el espectáculo. Además, también hubo tiempo y espacio para el flamenco, dónde los cajones, las guitarras y los taconeos inundaron por unos minutos el escenario del Price. Allí, Estrella siempre tan bien acompañada hicieron de aquel lugar un tablao flamenco.
De vuelta a la copla y la bata de cola llegábamos al final del concierto con el público en pie ovacionando a la artista. Ella, visiblemente emocionada, agradecía la presencia de todos y todas las que habían ido a verla, y hacía alusión a su abuela diciendo que su último trabajo, “Copla”, era suyo de principio a fin.
Salí de allí con la sensación de haber vivido algo diferente a lo que estoy acostumbrada, con esa sensación de haber sentido algo nuevo, de pensar en lo maravillosa que es la música y en las ganas de llegar a casa y ponerme a indagar sobre la historia de la copla en nuestro país.
Texto por Miriam Notario
Fotos por Daniel Forés