“Ha sido mágico haber llegado aquí sin un solo talismán” dice una de las canciones de Vetusta Morla y creo que justo esto deben pensar ellos después de estas noches repletas del WiZink Center. Y es que esta hazaña, está al alcance solo de unas pocas bandas.
Un fin de fiesta por todo lo alto, con tres fechas que acaban con el año, con la gira y con los cientos de conciertos que han hecho en torno a un “Mismo sitio, distinto lugar”. Han sido muchas ciudades, dentro y fuera del país, las que han visitado, las que han regado con la gracia de su último disco.
Las entradas iniciales salieron para el sábado 28 y fue tal el revuelo que causaron que los de Madrid tuvieron que abrir dos días más. Y es que lo de terminar el año con Vetusta se está convirtiendo ya en una tradición y las tradiciones hay que respetarlas, así que, allí estábamos nosotros para vivir, sentir y experimentar la segunda noche del acontecimiento.
Casi puntuales, sólo pasados unos minutos de la hora anunciada, aparecía en las pantallas un vídeo recordatorio de todas las ciudades que han recorrido en estos dos años de gira. Después, los primeros acordes de “Mismo sitio, distinto lugar” hacían enloquecer al Wizink entero. La pista a reventar, las gradas en pie y las primeras filas dándolo todo a medida que el concierto iba cogiendo forma.
Un setlist de veintiséis canciones, antiguas y nuevas, que hicieron la delicia de los más fans de la banda. Sonaron de inicio “Deséame suerte”, “El discurso del Rey”, “Palmeras en la Mancha” y “Golpe maestro”.
Concierto dividido en cuatro partes, marcadas por las palabras de Pucho entre una y otra. Mensajes de concienciación ante el cambio y la transformación del lenguaje, sobre la importancia de cuidar el planeta y sobre el recuerdo hacia inmigrantes más jóvenes. Además de todo esto, apuntaba una frase que se me quedó marcada a fuego, por lo real y lo maravilloso de sus palabras… y es que la clave es que podamos transformar todo ese veneno que nos llega en el día a día en amor y que los hagamos a través de la música. Y es que yo también soy de las que piensan que con música la vida funciona mucho mejor.
Y así, seguíamos escuchando “La mosca en tu pared”, la fantástica “Maldita dulzura”, “Cuarteles de invierno”, la mítica “Copenhague”, “Un día en el mundo”, “Guerra civil”, “La vieja escuela”, “23 de junio”, la siempre segura “Al respirar” y “Punto sin retorno”.
Después de dos años girando con el que puede ser uno de sus discos más ambiciosos, Pucho nos habló de que lo que ha ocurrido estas tres noches de diciembre será como un punto y seguido. Y es que, sin desvelar más de lo que pudimos leer entre líneas, parece que este final de gira los van a transformar en un nuevo espectáculo… y ya os digo que vivo expectante por lo próximo que está por venir.
Mientras tanto, las canciones seguían sonando, y en la penúltima fase del directo, nos llegaban “La deriva”, “Mapas”, “Sálvese quien pueda”, “Valiente”, “Te lo digo a ti”, “Fiesta mayor” y “Saharabbey road”.
Concierto animado, tal y como nos tiene acostumbrados los de Madrid, con Pucho bajándose del escenario y recorriéndose el WiZink de punta a punta con la gran masa de fans bailando, gritando y saltando a su paso. Encima, la banda al cien por cien, con esas tablas y profesionalidad que les caracteriza. Y las luces, los vídeos y los efectos que acompañaban a cada tema haciendo que todo fuese un poco más especial.
Después de casi dos horas de directo, encarábamos la última fase con los bises de la banda madrileña. Salieron, descansamos unos minutos y allí estaban de nuevo con “Los buenos”, “Consejo de sabios” y “El hombre del saco”. Terminaron con la sublime “Los días raros” con la que nos dejaron marchar con un tarareo constante.
Ya que os he contado como fue el sábado, dejadme que os cuente también que hace justo diez años, cuándo yo iba a la Universidad y vivía en Fuenlabrada, tuve el placer de caer ante el escenario de las fiestas de la ciudad, dónde unos jóvenes y no tan conocidos Vetusta Morla empezaban en esto de la música. Llevaban un año con “Un día en el mundo” bajo el brazo y yo con ese mismo y sus canciones supe que ese grupo que tenía enfrente algún día haría cosas grandes y maravillosas.
Y no me equivoqué pero lo del WiZink ya es de otra liga…
Texto por Miriam Notario.
Fotos por Daniel Forés.