This Monkey ´s Gone to Heaven

Treinta años de Doolittle

Todo se gestó en una pequeña habitación en el sótano de una peluquería, eso era por entonces Eden Sound Studios, durante los descansos de una gira. Así fue como los Pixies (sí, los Pixies, así es como me he referido siempre a ellos, no The Pixies, y apuesto a que vosotros también), grabaron las demos de Whore (Puta). Este fue el título provisional que le puso Charles Michael Kittridge Thompson IV, al que en adelante llamaremos Frank Black o Black Francis por razones obvias, al álbum que acabaría siendo el mejor de su carrera hasta la fecha (según la crítica y los medios especializados, y por supuesto, según Alex Panda, o sea, yo) y que terminó llamándose Doolittle (1989 4AD, Elektra Records, Polygram), y cambiando la tarántula por el mono.

Parece que Frank Black, Kim Deal (bajo), Joey Santiago(guitarra) y Dave Lovering (batería) no estaban contentos con el fracaso comercial de Surfer Rosa (1988 4AD, Rough Trade Records, Polygram). Aunque fue alabado por la crítica y por el público, y ha terminado siendo un disco de culto, y un referente para toda una generación de artistas, lo cierto es que no cumplió las expectativas a nivel comercial. Es por eso que tuvieron cierta urgencia en disponer de material nuevo.

Una vez grabada la demo completa, el entonces manager de la banda, Ken Goes, contactó con el productor británico Gil Norton, que ya había grabado el single Gigantic para los Pixies en mayo del 88, para ponerlo al mando de la grabación del álbum. Éste llegó a Boston, a casa de Frank Black, en octubre del 88, y empezaron a trabajar enseguida. En diciembre se mandaron los masters para la post-producción y no fue hasta abril del año siguiente que Doolittle se lanzó al mercado. Y de eso hace ya tres décadas.

Tres décadas dan para mucho, o para poco, según se mire, pero a lo largo de estos años a Doolittlele han valido para convertirse en uno de los álbumes más influyentes del indie americano. También para hacer de los de Boston una banda de referencia internacional. Weezer o Nirvana declararon ser fans. Kurt Cobain reconoció que Smells Like Teen Spirit fue su intento de plagiar a los Pixies, Pj Harvey dijo haberse sentido “sobrecogida” por canciones como I Bleed oTame, y añadió que “las composiciones de Black Francis son increíbles”. Es innumerable la cantidad de artistas que toman influencias de los PixiesThom Yorke y Collin Greenwood de RadioheadBilly Corgan de Smashing Pumkins J de Los Planetas, son solo algunos de ellos.

 

 

Bien, a menudo nos encontramos que cuando un disco cumple años, en los medios, como por ejemplo para el que yo escribo estas líneas, algún entendido, algún erudito de la música, desgrana el disco canción a canción y lo radiografía cual técnico de rayos X en un hospital. Pero opino, que además es gratis, que a cualquier fan que lleve, no treinta quizá, pero sí algunos años escuchando Doolittle, no le hace falta que venga yo a explicarle como son esas canciones.

En cualquier caso, de hacerlo, nadie puede asegurar que tal riff de guitarra que yo aseguro que se clava en el pecho, se te vaya a clavar a ti también. O que esta otra canción de la cual alabo una melodía delicada que te transporta a tu infancia, te vaya a transportar a ti también. Puede que a ti te lleve al jodido infierno y odies esa maldita canción que yo tanto amo.

Por otra parte, para quien pueda leer esto sin haber escuchado en su vida a los Pixies, que podría ser el caso, le diré que no quiero insultar su inteligencia dándole explicaciones de cómo es, o cómo suena, una canción que puede escuchar él mismo y de la que puede sacar sus propias conclusiones. Porque no nos engañemos amigos, es una realidad que cada uno interpreta el arte, en este caso la música o las canciones, como buenamente puede o quiere. Así que “sírvase usted mismo”.

 

 

 

Alex Panda